El legado místico de Diomedes Díaz a más de una década de su muerte
A más de una década de su fallecimiento el 22 de diciembre de 2013, la figura de Diomedes Díaz trasciende el ámbito musical para convertirse en un ícono rodeado de mitos y supersticiones, especialmente en el contexto de los juegos de azar.
Sus seguidores, conocidos como “diomedistas”, han desarrollado una creencia arraigada en que ciertos números relacionados con la vida del “Cacique de La Junta” les traen fortuna en la lotería y el chance.
Números de la suerte y apariciones oníricas
Las fechas de nacimiento (26 de mayo) y fallecimiento (22 de diciembre) de Diomedes Díaz se han transformado en símbolos de suerte, considerados por muchos como “mágicos” y, en ocasiones, revelados en sueños. Entre las combinaciones más populares se encuentran el 1222 (mes y día de su muerte) y el 2622 (combinación de su nacimiento y fallecimiento).
La mística alrededor de estos números se intensificó gracias a Joaco Guillén, exmánager y amigo cercano del artista. Guillén afirmó haber tenido encuentros oníricos con Diomedes Díaz después de su muerte, en los que el propio cantante le habría pedido “regalar un aguinaldo” a su fanaticada.
Fue a partir de estas experiencias que Guillén “inventó” las combinaciones numéricas que rápidamente se popularizaron, consolidando la creencia de que Diomedes sigue bendiciendo a sus seguidores desde el más allá.
El último adiós en Barranquilla
El 22 de diciembre de 2013, Diomedes Díaz falleció a los 56 años en Valledupar a causa de un paro cardiorrespiratorio. La noticia conmocionó al Caribe y a todos sus admiradores. En el undécimo aniversario de su muerte, sus fanáticos revivieron la memoria de su último concierto, celebrado un día antes de su partida en la discoteca ‘Trucupey’ en Barranquilla.
A pesar de la expectativa, quienes asistieron a este evento notaron un Diomedes visiblemente cansado y desmejorado, lo que dejó una sensación premonitoria entre el público.
Este concierto final se ha convertido en un momento de gran significado para los “diomedistas”, marcando el cierre de una era musical y el inicio de un legado que, para muchos, se extiende más allá de la vida terrenal del artista.